Fibrosis hepatica perros

Intoxicación hepática en perros

La hepatopatía es un término amplio que suele utilizarse cuando no se ha confirmado una enfermedad subyacente específica. Abarca una amplia variedad de posibles problemas hepáticos, como la hepatitis, la colangiohepatitis y la fibrosis hepática, junto con innumerables causas posibles, como virus, toxinas, enfermedades idiopáticas (sin causa conocida) y genéticas.

Las enfermedades hepáticas en el perro son muy comunes, pero varían según el tipo y la extensión de la enfermedad. El hígado es un órgano vital que desempeña un número increíblemente grande de funciones en el cuerpo, por lo que las enfermedades que afectan a su capacidad de trabajo pueden ser muy graves, además de presentar una amplia gama de síntomas.

Cualquier perro de cualquier edad puede sufrir problemas hepáticos, aunque la mayoría de las enfermedades son más comunes en pacientes de mediana y avanzada edad, ya que el daño al hígado se acumula con el tiempo. Algunas razas están predispuestas a padecer ciertas afecciones, como los Bedlington Terrier, que padecen la enfermedad del almacenamiento de cobre. Hay muchas toxinas que pueden dañar el hígado, como las algas verdeazuladas y el xilitol (edulcorante artificial), así como el uso prolongado de fármacos como los esteroides y la medicación para la epilepsia.

Fibrosis hepática congénita en perros

Existen 4 genotipos del virus de la hepatitis E (VHE), y cada uno de estos genotipos puede causar una hepatitis viral aguda. Originalmente no se pensaba que el VHE causara hepatitis crónica; sin embargo, hay informes que documentan la hepatitis crónica exclusivamente en pacientes inmunocomprometidos. ¿Cuál de los siguientes genotipos es responsable de la hepatitis crónica en estos pacientes?

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Existen 4 genotipos del virus de la hepatitis E (VHE), y cada uno de ellos puede causar una hepatitis viral aguda. Originalmente no se pensaba que el VHE causara hepatitis crónica; sin embargo, hay informes que documentan la hepatitis crónica exclusivamente en pacientes inmunocomprometidos. ¿Cuál de los siguientes genotipos es responsable de la hepatitis crónica en estos pacientes?

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Cirrosis hepática en perros

En algunos de los casos graves de fibrosis hepática en perros jóvenes que pueden haber avanzado hasta una etapa peligrosa, las mascotas pueden mostrar encefalopatía hepática (función cerebral anormal) con signos como dar vueltas, deambular, debilidad, pérdida de control muscular, cambios de comportamiento como la agresión, e incluso convulsiones o colapso.

La fibrosis hepática en perros es el tipo de afección hepática que no está asociada a una enfermedad subyacente. Se caracteriza por una disminución en el tamaño del hígado y esta condición particular puede mostrar cambios en los vasos sanguíneos entre los intestinos y el hígado.TopCausas de la Fibrosis Hepática (Idiopática) en PerrosLa mayoría de las enfermedades del hígado que afectan a nuestros amigos caninos tienen causas muy específicas como una enfermedad subyacente o un traumatismo en el hígado. En el caso de la fibrosis hepática en un perro joven, la razón del daño no está tan clara.

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ArribaDiagnóstico de la fibrosis hepática (idiopática) en perrosEl hígado tiene lo que se suele llamar reservas, que le permiten funcionar muy bien incluso con las células y los tejidos dañados. Debido a esto, es posible que no se dé cuenta de que su perro está enfermo hasta bien avanzada la enfermedad. Por este motivo, se recomiendan revisiones periódicas de salud y bienestar para los miembros de nuestra familia peluda cada año. Los análisis de sangre y los exámenes físicos forman parte de la cita; la disfunción hepática no siempre se conoce por el comportamiento diario de su mascota, pero podría indicarse mediante un análisis de sangre estándar.

Problemas biliares o hepáticos en perros

ResumenEl objetivo de este estudio es determinar si el síndrome obstructivo braquicéfalo (BOAS) se correlaciona con alteraciones en la elasticidad del hígado y el bazo. Cuarenta y ocho perros braquicéfalos y 22 mesocéfalos fueron sometidos a una evaluación funcional del BOAS, a pruebas de laboratorio, a una ecografía abdominal y a una elastografía de Impulso de Fuerza de Radiación Acústica (ARFI) de hígado y bazo. Los perros clínicamente afectados por el BOAS tenían valores más altos de rigidez hepática (p < 0,001) que los perros sanos: lóbulos medios (1,57 ± 0,37 m/s), lóbulos laterales izquierdo y derecho (1,54 ± 0,50 m/s, 1,23 ± 0,28 m/s, respectivamente) y lóbulo caudado (1,28 ± 0,42 m/s). En comparación con el grupo mesocefálico, el grupo braquicéfalo (perros clínicamente afectados y no afectados por el BOAS) tenía una mayor rigidez del bazo (2,51 ± 0,45 m/s; p < 0,001) y del hígado (p < 0,001): lóbulos medios (1,53 ± 0,37 m/s), lóbulos laterales izquierdo y derecho (1,47 ± 0,47 m/s, 1,20 ± 0,30 m/s, respectivamente) y lóbulo caudado (1,23 ± 0,40 m/s). El análisis de componentes principales explicó el 70% de las varianzas compuestas por el aumento de la rigidez hepática, los eritrocitos y la reducción de la alanina aminotransferasa. Los perros braquicéfalos tenían una mayor rigidez del bazo y del hígado y un estado inflamatorio subagudo, lo que representa otro efecto sistémico del BOAS. En consecuencia,